La deglución es un proceso complejo y altamente coordinado que permite el paso seguro de alimentos y líquidos desde la boca hasta el estómago. Este proceso consta de varias etapas, y una de las más delicadas es la fase faríngea. Cuando esta etapa se ve alterada, se presenta la disfagia etapa faríngea, un trastorno que puede comprometer la seguridad del paciente al tragar y aumentar el riesgo de aspiraciones pulmonares, infecciones respiratorias o desnutrición.
Comprender la disfagia etapa faríngea es fundamental para lograr un diagnóstico temprano, aplicar tratamientos eficaces y evitar complicaciones graves.
¿Qué es la disfagia etapa faríngea?

La disfagia etapa faríngea es una alteración en la fase faríngea de la deglución, la cual comienza cuando el bolo alimenticio llega a la parte posterior de la boca y activa el reflejo deglutorio, pasando por la faringe hacia el esófago. Esta fase dura apenas un segundo, pero requiere la coordinación precisa de múltiples músculos y reflejos automáticos, como el cierre de la vía aérea y el ascenso de la laringe.
Cuando hay un fallo en esta coordinación, se genera una disfagia etapa faríngea, con el riesgo de que el alimento o líquido penetre en las vías respiratorias en lugar del esófago.
Síntomas de la disfagia etapa faríngea
Los signos clínicos de la disfagia etapa faríngea pueden variar según la severidad del trastorno, pero algunos de los más frecuentes incluyen:
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Tos durante o inmediatamente después de tragar
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Sensación de ahogo o atragantamiento
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Cambio en la voz después de comer (voz húmeda o burbujeante)
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Deglución fraccionada o con pausas largas
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Sensación de que la comida “se queda en la garganta”
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Goteo nasal al tragar líquidos
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Fiebre de origen desconocido, relacionada con microaspiraciones
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Infecciones respiratorias recurrentes, como neumonías aspirativas
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Pérdida de peso y disminución de la ingesta oral
En casos severos, la disfagia faríngea puede hacer que la persona evite comer, temiendo atragantarse.
Causas de la disfagia etapa faríngea
La disfagia etapa faríngea suele tener origen neurológico o estructural. Las causas más frecuentes incluyen:
1. Accidente cerebrovascular (ACV)
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Lesiones en el tronco encefálico o hemisferios cerebrales que interfieren con los centros de control de la deglución.
2. Enfermedades neurodegenerativas
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Parkinson, Alzheimer, esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y esclerosis múltiple pueden provocar una coordinación ineficaz de los reflejos faríngeos.
3. Traumatismo craneoencefálico
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Lesiones en la base del cráneo o áreas motoras del lenguaje pueden afectar la fase faríngea.
4. Cirugías o tumores en la región de cabeza y cuello
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Intervenciones quirúrgicas en la faringe o radioterapia pueden dañar estructuras y nervios implicados en la deglución.
5. Miopatías o miastenia gravis
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Trastornos musculares que debilitan los músculos implicados en el reflejo deglutorio.
6. Trastornos congénitos
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Parálisis cerebral o síndromes neuromotores en niños.
Diagnóstico de la disfagia etapa faríngea
Un diagnóstico preciso es esencial para identificar el tipo de disfagia y orientar el tratamiento. Las herramientas más utilizadas para detectar disfagia etapa faríngea son:
1. Valoración clínica deglutoria (VCD)
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Evaluación inicial realizada por un logopeda o fonoaudiólogo, que observa la conducta deglutoria del paciente con diferentes consistencias de alimentos.
2. Videofluoroscopia de la deglución (VFD)
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Técnica radiológica que permite observar en tiempo real el paso del bolo alimenticio desde la boca hasta el esófago. Es el método más sensible para detectar aspiraciones y retraso en el reflejo faríngeo.
3. Fibroendoscopia de la deglución (FEES)
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Introducción de una cámara flexible por la nariz para visualizar la faringe y la laringe durante la deglución. Ideal para ver residuos y penetración laríngea.
4. Manometría faringoesofágica
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Mide la presión muscular durante la deglución y evalúa la coordinación de los esfínteres superiores.
Tratamiento de la disfagia etapa faríngea

El tratamiento de la disfagia etapa faríngea depende de la causa, gravedad y capacidades del paciente. Requiere un enfoque multidisciplinario: logopedas, médicos rehabilitadores, neurólogos, nutricionistas y enfermería.
1. Terapia deglutoria
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Ejercicios faríngeos para fortalecer los músculos implicados.
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Estimulación térmica y táctil para activar el reflejo deglutorio.
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Maniobras deglutorias compensatorias, como:
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Maniobra supraglótica: protege las vías respiratorias.
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Maniobra de Mendelsohn: mejora el ascenso laríngeo.
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Deglución forzada o doble deglución.
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2. Cambios posturales
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Inclinación de cabeza hacia adelante (chin tuck) para evitar aspiración.
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Giro de cabeza hacia el lado afectado para facilitar el paso del bolo.
3. Modificaciones dietéticas
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Texturas adaptadas: purés, alimentos homogéneos, líquidos espesados.
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Eliminación de alimentos que se fragmentan o son pegajosos.
4. Nutrición enteral
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En casos graves, se puede indicar alimentación por sonda nasogástrica o gastrostomía temporal.
5. Terapias complementarias
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Estimulación eléctrica neuromuscular (VitalStim)
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Biofeedback con visualización del reflejo deglutorio
Rehabilitación y pronóstico
La disfagia etapa faríngea puede mejorar con un tratamiento adecuado, aunque el pronóstico depende de múltiples factores:
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Edad del paciente
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Etiología (neurológica, estructural, muscular)
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Tiempo de evolución
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Estado cognitivo
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Acceso a un equipo rehabilitador especializado
En muchos casos, los pacientes logran recuperar parcialmente o totalmente la capacidad de tragar de forma segura. La rehabilitación debe iniciarse lo antes posible para evitar complicaciones como neumonía por aspiración o desnutrición.
Complicaciones de la disfagia faríngea no tratada
No tratar adecuadamente la disfagia etapa faríngea puede derivar en problemas graves:
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Neumonía por aspiración: principal causa de muerte en disfagia no tratada.
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Desnutrición y pérdida de masa muscular.
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Deshidratación.
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Dependencia alimentaria.
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Aislamiento social y depresión.
El impacto va más allá de lo físico: muchas personas dejan de participar en eventos sociales o familiares por temor a atragantarse.
Conclusión
La disfagia etapa faríngea es una condición potencialmente peligrosa que afecta la fase más crítica de la deglución. Su identificación temprana y un abordaje terapéutico integral pueden marcar la diferencia entre una vida con riesgo constante de aspiración y una recuperación funcional satisfactoria.
Un equipo multidisciplinario, terapias individualizadas y el apoyo familiar son pilares clave para la recuperación. Detectar los primeros signos y actuar con rapidez puede evitar complicaciones graves y mejorar significativamente la calidad de vida del paciente.
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