Aunque normalmente hablemos sobre los canales sensoriales que nos ayudan a conocer nuestro entorno refiriéndonos a los «cinco sentidos», la verdad es que, en realidad, hay más.
El tacto, por ejemplo, está relacionado con nuestra capacidad de percibir el dolor y los cambios de temperatura. Pero aún queda otro «sentido» que tendemos a ignorar, y cuya importancia se revela en aquellos casos en los que un desorden neurológico hace que desaparezca. Esta alteración biológica se conoce como autotopagnosia, y la capacidad que suprime es la habilidad de saber en cada momento qué partes del espacio están siendo ocupados por las partes del cuerpo.
¿Qué es la autotopagnosia?
Etimológicamente, el término autotopagnosia ya da pistas sobre su significado: es un tipo de agnosia, como la prosopagnosia o la agnosia visual, en la que la incapacidad tiene que ver con la posibilidad de saber en qué posiciones están ubicadas las partes del cuerpo de uno mismo o de otra persona o entidad.
Así pues, este desorden neurológico, que a veces también es llamado somatotopagnosia, se expresa en serios problemas a la hora de conocer la orientación y colocación de partes del cuerpo, siendo esto producto de una lesión orgánica en ciertas partes del cerebro.
Causas de la autotopagnosia
Normalmente, la autotopagnosia aparece asociada con lesiones en el lóbulo parietal del hemisferio cerebral izquierdo. Sin embargo, no es fácil conocer sus causas al detalle.
Como en casi todos los desórdenes neurológicos, es muy complicado localizar una causa aislada que explique la aparición de los síntomas, porque el sistema nervioso (y en especial el sistema nervioso humano) es tremendamente complejo, tanto estructuralmente como en cuanto a su funcionamiento.
Además, los casos en los que aparece la autotopagnosia son raros, lo cual dificulta su estudio. Sin embargo, sí que se han propuesto posibles explicaciones sobre cómo aparece esta alteración.
Existen tres hipótesis principales sobre cuáles pueden ser las causas de este desorden. La primera de ellas concibe la autotopagnosia como un producto de una lesión de las zonas del hemisferio izquierdo posterior relacionadas con el lenguaje (podría ser simplemente un tipo de anomia, que se caracteriza por ser la imposibilidad de referirse a elementos por el nombre que sirve para designarlos); la segunda entiende este fallo como una alteración en ciertas partes del lóbulo parietal que intervienen a la hora de imaginar un modelo tridimensional del cuerpo; y el tercero la caracteriza como un problema visuoespacial relacionado también con el lóbulo parietal.
La posibilidad de analizar en profundidad las causas de la autotopagnosia quedan dificultadas por el hecho de que muchas veces se presenta conjuntamente con otros desórdenes neurológicos como por ejemplo la apraxia.
Síntomas de este desorden neurológico
Las personas con autotopagosia tienen serias dificultades a la hora de localizar partes del cuerpo propias, de otra persona o de un personaje dibujado. Además, acostumbran a mostrar síntomas de dos tipos:
Errores semánticos
Este tipo de síntomas corresponden a los casos en los que, cuando se les pide que señalen una parte del cuerpo, señalan otra que pertenece a una categoría semántica similar. Por ejemplo, cuando en vez de señalar un brazo señalan una pierna, o cuando en vez de señalar una rodilla señalan un codo.
Errores de contigüidad
Este síntoma tiene que ver con la incapacidad de la persona a la hora de saber exactamente dónde está una parte del cuerpo. Por ejemplo, cuando se le pide que señale el pecho, señala el vientre, o cuando se le pide que señale la oreja, señala en dirección al cuello.
También es necesario señalar que no todos los casos de autotopagnosia son iguales, y que mientras algunas personas son incapaces de saber dónde están las partes del cuerpo de uno mismo o de otra entidad, otras pueden tener problemas a la hora de ubicar las propias, o puede ser que al tocar la zona del propio cuerpo se dé cuenta de dónde está y cuál es, por ejemplo.
Tratamiento de la somatotopagnosia
Al tratarse de un desorden neurológico causado por lesiones, se considera que los síntomas no pueden desaparecer del todo y que las marcas que quedan en el cerebro a causa de la herida son irreversibles. Sin embargo, sí se puede trabajar mitigando los síntomas de la enfermedad, enseñando a la persona a adoptar hábitos que hagan el día a día más fácil.
Lamentablemente, a día de hoy tampoco se conocen tratamientos farmacológicos que hayan mostrado eficacia en estos casos, por lo cual es necesario atender cada caso de manera especialmente personalizada para conocer todos los problemas que afrontan los pacientes y las posibles oportunidades a las que se exponen a la hora de hacer progresos en su manera de actuar.
Conclusión
La autotopagnosia es un desorden neurológico difícil de comprender porque aún no se comprende su naturaleza: podría tratarse de un fallo del lenguaje (es decir, problemas a la hora de llamar a las cosas por su nombre) o visuoespacial (es decir, relacionado con no saber dónde está esa parte del cuerpo que ya se sabe cómo se llama).
Es necesario investigar más para desarrollar programas de intervención más eficaces.
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