La presión arterial diastólica es uno de los dos valores fundamentales que conforman la medición de la tensión arterial. Representa la fuerza ejercida por la sangre contra las paredes de las arterias en el momento en que el corazón está en reposo entre latidos. Este indicador, aunque a menudo recibe menos atención que la presión sistólica, es igual de importante para evaluar la salud cardiovascular.
Cuando se realiza una medición, los resultados aparecen en dos números, por ejemplo 120/80 mmHg. En este caso, el número inferior, 80, corresponde a la presión arterial diastólica. Comprender qué significa este valor, cuáles son sus rangos normales y qué riesgos implica tenerlo demasiado alto o demasiado bajo es esencial para la prevención de enfermedades graves.
¿Qué es la presión arterial diastólica?

La presión arterial diastólica refleja el estado de las arterias cuando el corazón se relaja después de bombear la sangre. Es la medida de la resistencia que encuentran los vasos sanguíneos al paso de la sangre en el intervalo entre contracciones cardíacas.
Si la presión arterial diastólica es demasiado alta, indica que las arterias están rígidas o estrechas, lo cual fuerza al corazón a trabajar más incluso en reposo. Por el contrario, si es demasiado baja, significa que no hay suficiente presión para garantizar un flujo sanguíneo adecuado hacia los órganos vitales.
Valores normales de la presión arterial diastólica
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Americana del Corazón (AHA), los rangos de la presión arterial diastólica son:
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Normal: menos de 80 mmHg.
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Elevada: entre 80 y 89 mmHg (hipertensión grado 1 si se mantiene).
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Hipertensión grado 2: 90 mmHg o más.
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Hipertensión grave: 100 mmHg o más.
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Hipotensión: menos de 60 mmHg.
Estos valores permiten detectar de forma temprana problemas en la circulación y aplicar medidas de prevención antes de que aparezcan complicaciones.
Riesgos de la presión arterial diastólica elevada
Una presión arterial diastólica alta es un signo de que las arterias permanecen bajo tensión constante, incluso en el momento de reposo cardíaco. Entre los principales riesgos se encuentran:
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Enfermedades coronarias: el endurecimiento arterial aumenta la probabilidad de angina e infarto de miocardio.
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Accidente cerebrovascular: la presión elevada puede dañar vasos sanguíneos cerebrales y causar hemorragias o bloqueos.
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Insuficiencia cardíaca: el corazón debe esforzarse más en cada latido, lo que lo debilita con el tiempo.
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Daño renal: los riñones, al recibir presión constante, pierden capacidad de filtración.
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Aneurismas: el exceso de presión puede favorecer dilataciones peligrosas en arterias mayores.
Riesgos de la presión arterial diastólica baja
Tener la presión arterial diastólica demasiado baja también implica riesgos, aunque sean menos conocidos. Cuando los valores bajan de 60 mmHg, los órganos pueden recibir menos oxígeno y nutrientes. Esto puede provocar:
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Mareos, desmayos y riesgo de caídas.
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Fatiga y debilidad generalizada.
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Problemas de perfusión cerebral, con confusión o visión borrosa.
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En casos graves, shock circulatorio que pone en riesgo la vida.
La hipotensión puede ser consecuencia de deshidratación, hemorragias, enfermedades endocrinas o medicamentos antihipertensivos en exceso.
Factores que influyen en la presión arterial diastólica
Existen múltiples factores que afectan a la presión arterial diastólica:
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Edad: en adultos jóvenes suele ser más alta, mientras que con la edad tiende a disminuir.
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Genética: antecedentes familiares de hipertensión o hipotensión influyen en los valores.
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Peso corporal: el exceso de peso incrementa la presión arterial en general.
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Dieta: el exceso de sal eleva la presión, mientras que deficiencias nutricionales pueden reducirla.
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Estrés y emociones: las situaciones de tensión emocional tienen un impacto directo.
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Ejercicio físico: eleva temporalmente la presión, pero a largo plazo ayuda a regularla.
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Enfermedades crónicas: diabetes, insuficiencia renal y problemas hormonales afectan directamente la regulación.
Cómo medir la presión arterial diastólica correctamente
Para obtener una lectura precisa de la presión arterial diastólica, se recomienda:
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Descansar al menos 5 minutos antes de la medición.
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No haber consumido café, alcohol o tabaco 30 minutos antes.
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Sentarse con la espalda recta y el brazo apoyado a la altura del corazón.
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Colocar el manguito de forma correcta, ajustado pero sin apretar demasiado.
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Realizar varias lecturas en distintos momentos del día para obtener un promedio.
Estrategias para controlar la presión arterial diastólica

El control de la presión arterial diastólica depende en gran medida del estilo de vida. Algunas estrategias efectivas son:
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Mantener una dieta equilibrada: con reducción de sal y aumento de frutas, verduras y legumbres.
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Ejercicio físico regular: al menos 30 minutos de actividad moderada 5 veces por semana.
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Control del peso corporal: la obesidad es un factor determinante en el aumento de la presión arterial.
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Gestión del estrés: técnicas como la meditación, respiración profunda o yoga ayudan a estabilizar la presión.
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Evitar tabaco y moderar el consumo de alcohol.
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Revisiones médicas periódicas: especialmente si existen antecedentes familiares.
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Uso de medicación: en casos necesarios, bajo indicación médica, con antihipertensivos adecuados.
Diferencias entre presión arterial sistólica y diastólica
Aunque ambas forman parte de la misma medición, tienen significados distintos:
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La presión arterial sistólica indica la fuerza durante la contracción del corazón.
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La presión arterial diastólica muestra la presión mientras el corazón está en reposo.
Ambos valores deben interpretarse juntos para tener una visión completa de la salud cardiovascular.
Conclusión
La presión arterial diastólica es un indicador clave de la resistencia vascular y del estado de las arterias cuando el corazón se encuentra en reposo. Mantenerla en valores adecuados, ni demasiado alta ni demasiado baja, es esencial para garantizar un flujo sanguíneo óptimo hacia los órganos vitales.
Adoptar hábitos saludables, controlar factores de riesgo y acudir a chequeos médicos regulares son pasos fundamentales para mantener la presión arterial diastólica dentro de un rango saludable y prevenir complicaciones a largo plazo.
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