La trombectomía mecánica ACV representa uno de los mayores avances en la medicina moderna para el manejo del accidente cerebrovascular isquémico. Desde su introducción, ha transformado el pronóstico de miles de pacientes que, de otra forma, habrían quedado con graves secuelas neurológicas. Este procedimiento endovascular ofrece la posibilidad de restaurar el flujo sanguíneo cerebral de manera rápida y eficaz, reduciendo de forma significativa la discapacidad a largo plazo.
Qué es la trombectomía mecánica ACV

La trombectomía mecánica ACV es un tratamiento que consiste en la extracción directa de un coágulo sanguíneo que bloquea una arteria cerebral. Para ello se utilizan dispositivos especiales como stent-retrievers o sistemas de aspiración, los cuales se introducen a través de un catéter desde una arteria periférica (generalmente la femoral o la radial). Este procedimiento está indicado principalmente en casos de oclusión de grandes vasos, como la arteria cerebral media o la arteria carótida interna, que suelen provocar infartos cerebrales de gran magnitud.
Indicaciones y criterios de selección
No todos los pacientes con accidente cerebrovascular isquémico son candidatos a una trombectomía mecánica ACV. La selección depende de criterios clínicos y radiológicos. Entre los principales se encuentran:
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Pacientes con síntomas neurológicos graves.
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Evidencia de oclusión de un gran vaso en neuroimagen (TAC o resonancia).
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Inicio de los síntomas en un tiempo generalmente menor a 6 horas, aunque algunos estudios han extendido la ventana terapéutica hasta 16-24 horas en casos específicos.
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Ausencia de daño cerebral extenso ya establecido en la neuroimagen.
Gracias a estos criterios, los especialistas pueden identificar a aquellos pacientes que se beneficiarán de forma más clara del procedimiento.
Cómo se realiza la trombectomía mecánica ACV
La trombectomía mecánica ACV se lleva a cabo en una sala de hemodinamia o de neurorradiología intervencionista. El procedimiento se realiza bajo anestesia general o sedación consciente, dependiendo del estado clínico del paciente. A través de un catéter, el médico introduce los dispositivos hasta llegar al trombo que obstruye la arteria cerebral. Una vez localizado, se procede a la extracción mecánica, ya sea atrapando el coágulo con un stent-retriever o mediante aspiración directa. Tras la extracción, se confirma la recanalización mediante angiografía cerebral.
Beneficios clínicos de la trombectomía mecánica ACV
La trombectomía mecánica ACV ha demostrado, en múltiples ensayos clínicos y en la práctica real, beneficios claros en comparación con el tratamiento exclusivo con trombólisis intravenosa. Entre los más importantes destacan:
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Aumento en la tasa de recanalización completa de las arterias obstruidas.
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Reducción significativa de la discapacidad a los 90 días.
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Mayor probabilidad de independencia funcional.
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Posibilidad de tratamiento incluso en pacientes fuera de la ventana de 4,5 horas para la trombólisis intravenosa.
Esto convierte al procedimiento en un pilar esencial dentro de las estrategias de manejo del ictus isquémico.
Riesgos y complicaciones potenciales
Como toda intervención, la trombectomía mecánica ACV no está exenta de riesgos. Las complicaciones más frecuentes incluyen:
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Hemorragia intracraneal secundaria.
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Lesión vascular durante la manipulación del catéter.
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Reoclusión del vaso tratado.
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Infecciones o complicaciones relacionadas con el acceso vascular.
No obstante, los beneficios superan ampliamente a los riesgos cuando el procedimiento se realiza en pacientes correctamente seleccionados y en centros especializados.
Trombectomía mecánica ACV y rehabilitación posterior
El éxito de la trombectomía mecánica ACV no termina en la recanalización del vaso. La recuperación del paciente depende también de una adecuada rehabilitación. Programas de fisioterapia, terapia ocupacional, logopedia y neurorehabilitación cognitiva son fundamentales para maximizar la independencia funcional. Además, la rehabilitación temprana favorece la neuroplasticidad y reduce las secuelas a largo plazo.
Impacto en la calidad de vida y en la salud pública

La implementación de la trombectomía mecánica ACV ha tenido un impacto notable en la salud pública. Se ha demostrado que reduce los años de vida ajustados por discapacidad, lo que no solo beneficia al paciente y su familia, sino también a los sistemas de salud al disminuir costes de atención prolongada y dependencia. En países donde la técnica se ha implementado de forma organizada, se observa una disminución en la mortalidad y un aumento en la reintegración laboral de los pacientes.
Perspectivas futuras de la trombectomía mecánica ACV
El campo de la trombectomía mecánica ACV continúa evolucionando. Se están desarrollando dispositivos cada vez más eficaces, técnicas de navegación endovascular más seguras y protocolos de atención que buscan reducir los tiempos de puerta a recanalización. Además, se investiga la combinación de este tratamiento con neuroprotectores y terapias regenerativas que potencien la recuperación cerebral. El futuro apunta a procedimientos más rápidos, efectivos y accesibles en una red más amplia de hospitales.
Conclusión
La trombectomía mecánica ACV ha revolucionado el tratamiento del ictus isquémico al ofrecer una herramienta eficaz para restaurar el flujo sanguíneo cerebral en casos de oclusión de grandes vasos. Su correcta aplicación, basada en criterios clínicos y radiológicos, permite salvar vidas y reducir de forma drástica las secuelas neurológicas. Aunque requiere centros especializados y equipos entrenados, su implementación está marcando un antes y un después en la lucha contra una de las principales causas de discapacidad en el mundo.
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