
La diferencia entre afasia y disartria es fundamental para comprender los distintos trastornos neurológicos que afectan la comunicación. Aunque ambos comprometen la capacidad de expresarse verbalmente, tienen orígenes, características clínicas y tratamientos muy diferentes. Entender esta distinción es clave para los profesionales de la salud, cuidadores y pacientes que enfrentan estas condiciones.
¿Qué es la afasia?
La afasia es un trastorno del lenguaje causado por daño cerebral, generalmente en el hemisferio izquierdo, que afecta la capacidad de una persona para comprender, hablar, leer o escribir. Es común después de un accidente cerebrovascular (ACV), aunque también puede originarse por traumatismos craneoencefálicos, tumores cerebrales o enfermedades neurodegenerativas.
Existen varios tipos de afasia, como:
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Afasia de Broca (no fluente): dificultad para hablar, pero buena comprensión.
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Afasia de Wernicke (fluente): habla fluida pero con contenido incoherente y baja comprensión.
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Afasia global: afecta severamente todas las áreas del lenguaje.
Lo más importante es que la afasia afecta el lenguaje en sí, no los músculos implicados en el habla.
¿Qué es la disartria?
La disartria, en cambio, es un trastorno motor del habla. En este caso, la dificultad radica en los músculos que se utilizan para hablar. El problema no es el lenguaje ni la comprensión, sino la ejecución física del habla. Esto puede deberse a debilidad, lentitud o falta de coordinación en los músculos de la boca, lengua, laringe o diafragma.
La disartria puede estar causada por enfermedades neurológicas como:
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Enfermedad de Parkinson
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Esclerosis lateral amiotrófica (ELA)
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Accidente cerebrovascular
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Traumatismos craneales
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Parálisis cerebral
El habla de una persona con disartria puede sonar arrastrada, nasal, ronca, monótona o ininteligible, dependiendo del tipo y la gravedad.
La diferencia entre afasia y disartria
Aunque pueden parecer similares a simple vista, la diferencia entre afasia y disartria es clara cuando se entiende qué parte del proceso del habla está afectada.

Esta tabla resume claramente la diferencia entre afasia y disartria, permitiendo una mejor identificación clínica.
Diagnóstico de afasia y disartria
El diagnóstico comienza con una evaluación neurológica y del lenguaje. En casos de afasia, se utilizan pruebas como el Boston Diagnostic Aphasia Examination o el Western Aphasia Battery, que evalúan la comprensión, repetición, denominación y fluidez.
Para la disartria, el diagnóstico se basa en la observación clínica del habla, análisis acústicos, y estudios de los músculos orofaciales. Puede incluir una electromiografía para estudiar la actividad muscular o imágenes por resonancia magnética para identificar la zona cerebral comprometida.
Comprender la diferencia entre afasia y disartria permite establecer un tratamiento adecuado desde el inicio.
Tratamientos diferenciados
Como la diferencia entre afasia y disartria implica distintas causas, también conlleva diferentes abordajes terapéuticos.
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Afasia: el tratamiento se centra en la terapia del lenguaje. Se busca mejorar la capacidad del paciente para encontrar palabras, construir frases y comprender instrucciones. El uso de sistemas alternativos de comunicación (pictogramas, aplicaciones móviles) puede ser útil en casos severos.
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Disartria: aquí el enfoque está en los músculos. La terapia del habla se centra en fortalecer la musculatura, mejorar la respiración y la articulación. En algunos casos se emplean dispositivos electrónicos para amplificar la voz o facilitar la comunicación.
Ambos trastornos requieren paciencia, apoyo familiar y constancia. Comprender la diferencia entre afasia y disartria también ayuda al entorno del paciente a comunicarse de forma más empática y efectiva.
Casos mixtos
Hay situaciones donde un paciente presenta afasia y disartria al mismo tiempo, como ocurre en algunos ACV extensos o enfermedades neurodegenerativas avanzadas. En estos casos, el trabajo del equipo interdisciplinario es aún más relevante.
Un ejemplo típico puede ser una persona con afasia de Broca y disartria espástica, que tiene problemas tanto para formular lenguaje como para articularlo. Aquí, la terapia debe abordar ambos frentes de manera simultánea y coordinada.
Más allá de lo clínico, la diferencia entre afasia y disartria también tiene consecuencias emocionales distintas.
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Las personas con afasia pueden sentirse frustradas por no poder expresar lo que piensan, a pesar de entenderlo todo.
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Las personas con disartria suelen tener intactas sus ideas, pero no pueden transmitirlas claramente, lo que genera aislamiento.
En ambos casos, la autoestima puede verse comprometida, por lo que el apoyo psicológico y social es crucial. La educación del entorno familiar y profesional también es clave para una comunicación inclusiva.
Conclusión
Entender la diferencia entre afasia y disartria es vital para un diagnóstico certero y un tratamiento eficaz. Mientras la afasia compromete el lenguaje mismo, la disartria afecta los mecanismos físicos que lo expresan. Ambas condiciones alteran significativamente la comunicación, pero sus causas, tratamientos y desafíos son distintos.
Identificar correctamente si un paciente tiene afasia, disartria o ambas es el primer paso hacia una intervención eficaz. Asimismo, educar a las personas cercanas al paciente sobre esta diferencia puede mejorar notablemente su calidad de vida.
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