Un ataque cerebral es una emergencia médica, siendo accidente cerebrovascular isquémico el más común. En general, la isquemia cerebral es un coágulo sanguíneo que bloquea o tapa un vaso sanguíneo en el cerebro. Esto evita que la sangre fluya hacia este órgano. En cuestión de minutos, las células del cerebro comienzan a morir.
Otra causa es la estenosis o estrechamiento arterial. Esto puede suceder debido a la aterosclerosis, una enfermedad en la que se acumula placa en las arterias. Los ataques isquémicos transitorios se producen cuando la sangre no llega al cerebro por unos instantes. Sufrir una isquemia cerebral transitoria puede significar que usted está en riesgo de sufrir un derrame cerebral más grave.
¿Qué es una isquemia cerebral?
Una isquemia cerebral es la muerte de una zona de tejido cerebral (infarto cerebral) como consecuencia de un suministro insuficiente de sangre y oxígeno al cerebro debido a la obstrucción de una arteria.
¿Por qué es producida?
Generalmente, la isquemia cerebral se produce por la obstrucción de una arteria que va al cerebro; la obstrucción es debida a la formación de un coágulo sanguíneo y/o a un depósito de grasa aterosclerótico.
¿Cuáles son sus síntomas?
La isquemia cerebral sucede repentinamente. Debilidad o astenia muscular, parálisis, pérdida de sensibilidad o sensibilidad anómala en un lado del cuerpo, dificultad para hablar, confusión, problemas en la vista, mareos y pérdida de equilibrio y coordinación.
¿Cómo debe ser diagnosticada?
Diagnóstico primario basado en los síntomas y los resultados de una exploración física y realización de pruebas auxiliares por imagen (tomografía computarizada y resonancia magnética nuclear), además de análisis de sangre para identificar las causas de la isquemia cerebral.
¿Cuál es su tratamiento?
Consiste en aplicar medicación para disolver coágulos de sangre o para reducir la probabilidad de que la sangre se coagule y en procedimientos para eliminar físicamente los coágulos sanguíneos, posteriormente seguido de un proceso de rehabilitación.
¿Cómo se previene?
Las medidas incluyen el control de los factores de riesgo de la isquemia cerebral (generalmente la hipertensión arterial, colesterol, triglicéridos y azúcar), fármacos para que la sangre sea menos propensa a coagularse, y a veces la cirugía o la angioplastia para permeabilizar las arterias bloqueadas.
Causas de un accidente cerebrovascular isquémico
Una isquemia cerebral suele ser resultado de la obstrucción de una arteria que irriga el cerebro, una de las arterias carótidas internas. El daño resultante depende del tiempo que las neuronas se ven privadas de irrigación.
Irrigación sanguínea cerebral
La irrigación sanguínea cerebral se practica principalmente por dos pares de grandes arterias:
1. Carótidas internas, que transportan la sangre desde el corazón a lo largo de la parte anterior del cuello
2. Vertebrales, que transportan la sangre desde el corazón a lo largo de la parte posterior del cuello
En el cráneo, las arterias vertebrales se unen para formar la arteria basilar (en la parte posterior de la cabeza). Las arterias carótidas internas y la arteria basilar se dividen en varias ramas, entre las que se encuentra la arteria cerebral. Algunas de estas ramas arteriales se unen a su vez para formar un polígono (el polígono de Willis) que conecta las arterias vertebrales y las arterias carótidas internas. Desde el polígono de Willis emergen otras arterias como si se tratara de los caminos que salen de una rotonda. Estas ramas transportan la sangre a todas las zonas del cerebro.
Cuando las grandes arterias que irrigan el cerebro se obstruyen, algunas personas no presentan síntomas o sufren solo un pequeña isquemia cerebral. Pero otras, con el mismo tipo de obstrucción arterial, sufren, en cambio, un accidente cerebrovascular isquémico masivo.
¿Por qué? Parte de la explicación se encuentra en las arterias colaterales.
Las arterias colaterales discurren entre otras arterias y proporcionan conexiones adicionales. Estas arterias incluyen el polígono de Willis y las conexiones entre las arterias que se ramifican desde el polígono.
Algunas personas nacen con arterias colaterales grandes, que pueden protegerlas de los accidentes cerebrovasculares. En estos casos, cuando una arteria se bloquea, el flujo sanguíneo continúa a través de una arteria colateral, lo que impide que se produzca una isquemia cerebral. Otras personas, en cambio, nacen con arterias colaterales pequeñas. Estas arterias pueden ser incapaces de transportar suficiente sangre a la zona afectada, por lo que se produce una isquemia cerebral.
¿Cuáles son las causas frecuentes de una isquemia cerebral?
Cuando una arteria que lleva sangre al cerebro se obstruye, se produce una isquemia cerebral. Las arterias pueden estar obstruidas por depósitos de grasa (ateromas o placas ateromatosas) debidos a ateroesclerosis. Las arterias del cuello, en particular las arterias carótidas internas, son un lugar frecuente de formación de ateromas.
Otra obstrucción común a nivel arterial es debida por un coágulo sanguíneo (trombo). Los coágulos de sangre se forman en un ateroma de una arteria o en el corazón de las personas que sufren una enfermedad cardíaca. Parte de un coágulo se puede desprender y viajar a través del torrente sanguíneo (convertido en un émbolo), generalmente movido por la hipertensión arterial. En este caso puede obstruir alguna de las arterias que irrigan el cerebro, origiandose asi una isquemia cerebral.
Por consiguiente, las obstrucciones arteriales comunes son debidas a coágulos de sangre (trombos) o fragmentos de depósitos grasos (ateromas o placas) por ateroesclerosis. Las tres causas principales de una isquemia cerebral son las siguientes:
Por una formación interna de la arteria, que acaba por obstruirla
Si un ateroma en la pared interna de una arteria sigue acumulando material graso, puede hacerse lo bastante grande para obstruirla, dando propicia a una isquemia cerebral.
Incluso si la arteria no está bloqueada por completo, el ateroma estrecha la arteria y disminuye el flujo sanguíneo a través de esta, de la misma manera que una tubería atascada reduce la velocidad del flujo del agua. La circulación lenta de la sangre la hace más propensa a coagularse.
Un coágulo grande puede obstruir de tal modo el flujo sanguíneo a través de una arteria estrechada que puede causar la muerte de las neuronas irrigadas por dicha arteria. O, si un ateroma se divide (rotura), el material existente en su interior puede desencadenar la formación de un coágulo de sangre que puede bloquear la arteria.
Desplazándose desde otra arteria hacia una arteria del cerebro
Puede desprenderse un fragmento de un ateroma o un coágulo de la pared de una arteria y viajar por el torrente sanguíneo (convertido en un émbolo), alojarse en una arteria que irriga el cerebro y obstruir el flujo sanguíneo. Este fenómeno puede ser propiciado por la hipertensión arterial. Dichas obstrucciones ocurren con mayor probabilidad en los lugares donde las arterias ya se encuentran estrechadas por la presencia de depósitos grasos, siendo unas de las principales causas de la isquemia cerebral.
Desplazándose desde el corazón hasta el cerebro
Los coágulos de sangre pueden formarse en el corazón o en una válvula del corazón, en particular en válvulas artificiales y válvulas que han sido dañadas por una infección del revestimiento del corazón (endocarditis).
Estos coágulos pueden desprenderse, viajar como émbolos y obstruir una arteria que llega al cerebro. La isquemia cerebral debidos a estos coágulos de sangre es más frecuentes entre las personas que han sido sometidas recientemente a una intervención quirúrgica del corazón, entre las que han sufrido un ataque cardíaco o entre las que sufren una valvulopatía o un ritmo cardíaco irregular (arritmia), en especial un ritmo cardíaco rápido e irregular denominado fibrilación auricular.
Hay que tener en cuenta que, los coágulos de sangre en una arteria del cerebro no siempre causan una isquemia cerebral. Si el coágulo se fragmenta espontáneamente en menos de 15 a 30 minutos, las células del cerebro no mueren y los síntomas se resuelven. Estos casos se denominan accidentes isquémicos transitorios (AIT).
Si una arteria se estrecha de forma muy gradual, otras arterias, a veces, se dilatan para aportar sangre a las partes del cerebro que normalmente están abastecidas por la arteria obstruida. Por lo tanto, si se produce un coágulo en una arteria que ha desarrollado una circulación colateral, el sujeto puede no presentar síntomas.
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